INTRODUCCIÓN
El presente trabajo pretende demostrar el
origen del Estado desde un enfoque histórico. Inicia con una reseña de las
sociedades primitivas y termina con el concepto moderno de lo que hoy
entendemos por “Stato” o Estado sin perder el propósito primigenio: El comienzo
y sus prolegómenos.
Para comprender dicha génesis he
realizado la presente investigación de la siguiente manera: En una primera
parte desarrollo someramente los aspectos suscitados por el cambio que tuvo el
ser humano, de ser nómada a ser sedentario, (explotación de la agricultura)
porque justamente allí fincaron los primeros elementos del Estado como tal, es
decir: una organización, población y territorio en un determinado lugar.
En la segunda parte —la más importante—,
analizo tres momentos históricos donde resalto las características que le
fueron dando vida al Estado. Razono acerca de la Época Antigua, primordialmente,
del Antiguo Oriente, Grecia y Roma, enfatizando en la polis griega y a la civitas romana, caracterizadas por su
monismo (unificación de la política y la
religión); también discurro acerca del Medioevo, momento histórico en el cual,
contrario a la antigüedad, se dio lugar al dualismo del Estado (división del
gobierno y de la religión), etapa caracterizada por la fuerte influencia de la
religión cristiana en los orígenes del Estado, como lo fue su jerarquización; y
finalmente, se desarrolla el pensamiento político de Nicolás Maquiavelo quien,
ya en el Renacimiento, fue artífice de la Teoría Absoluta de Estado,
considerando la mejor manera de gobernar, la Monarquía Absoluta. En el tercer
momento, — el advenimiento del Renacimiento y la Época Moderna— examino las corrientes
de grandes filósofos como Juan Bodino, Tomás Hobbes y Juan Jacobo Rousseau,
acerca de la Soberanía, el Estado y el Poder.
Las conclusiones devienen por sí mismas.
Corresponden a la tercera parte de este trabajo y son atinentes al origen del
Estado y aquellos filósofos que sentaron doctrina al respecto.
1.) Orígenes del Estado
Antes
de iniciar la investigación sobre el origen o los orígenes del Estado, es
necesario diferenciarla de su justificación, debido a que muchos autores han
desarrollado conjuntamente los orígenes
con la justificación de Estado.
El tema
en sí, linda con los contenidos de otros similares como la evolución del
concepto de Estado desde un enfoque sociológico y jurídico, sobre todo, al
referirse al desarrollo histórico de los orígenes del Estado. Por ello es
importante comenzar con la diferenciación origen-justificación para dar paso a
la localización propiamente dicha del origen en los momentos históricos de su
desarrollo.
Origen
es la demostración de cuándo surgió el Estado y cómo se ha desarrollado
evolutivamente o involutivamente en el devenir de la historia humana, es decir,
desde el surgimiento de ciertas figuras o instituciones que se relacionan con
el Estado, hasta la concepción que tenemos hoy en día de Estado; mientras que
la justificación trata desde un
aspecto filosófico, establecer la razón
de su existencia. La reseña que desarrollaré se enfoca sobre el primer tema
tratado en esté párrafo, partiendo desde el origen del los pensamientos
políticos del Estado y no desde el origen del vocablo o nombre “Stato” o
“Estado”.
2.) Los orígenes del Estado en su
desarrollo histórico
Para
fines prácticos, utilizaré los lineamientos históricos de Germán José Bidart
Campos y Gerardo Prado: en una primera etapa abarcaré la Época Antigua o Estado
Antiguo (oriental, griego y romano); segundo, el Estado Medieval (Medioevo) o
Etapa intermedia; y, finalmente una tercera llamada Estado o Época Moderna
(abarcando hechos políticos tales como el Renacimiento y la Reforma). Cabe
resaltar que Bidart Campos siguió la escuela metodológica de Jellinek.
Es preciso indicar que
una característica propia del ser humano desde la comunidad primitiva, fue la
capacidad o necesidad de agrupación. Asimismo, Alberto Herrarte, indica
respecto al hombre (ser humano) que es “un
ser eminentemente social y político, el zoón politikón de Aristoteles".[1]
En ese
orden, de todos es conocido que las primeras nociones de Estado surgen desde el
momento en que el ser humano atravesó la línea del ser cazador, recolector o
nómada, al ser sedentario donde explotó la agricultura (revolución neolítica).
Al existir un excedente económico o de producción, surgió la necesidad de
organizarse para poder conservar y distribuir los frutos, producto de dicha
actividad, por lo que fue necesario dividir a la sociedad colectiva en clases
sociales.
Reforzando
el párrafo anterior, cito a Jerónimo Betegón Carrillo, quién indica que la
teoría política clásica ha empleado una concepción evolucionista sobre los
orígenes del Estado y establece que “el
nacimiento del Derecho y del Estado parece estar ligado a formas de
organizaciones sociales complejas que se hicieron necesarias con la práctica
intensa de la agricultura”.[2]
Norberto
Bobbio en su libro Estado, Gobierno y Sociedad, desarrolla varias tesis sobre
el surgimiento del Estado, una de ellas indica que está surge de “la disolución de la comunidad primitiva
basada en vínculos de parentesco y de la formación de comunidades más ampliadas
derivadas de la unión de muchos grupos por razones de sobrevivencia interna”.[3]
Sin embargo, Alberto Herrarte, enseña que el clan y la horda tenían formas
de organización política, pero fue en
las tribus sedentarias dónde surgieron elementos que en su posterioridad
formarían e integrarían la concepción contemporánea del nombre Estado, siendo
estas: la población, territorio y
organización.
2.1.) Época Antigua o Estado
Antiguo.
a.)
Pensamiento
Oriental. Las Dinastías Imperiales, llamadas por Gerardo
Prado Monarquías hereditarias, constituyen el hecho político de las sociedades
orientales, caracterizadas en un principio por ser despóticas, en la que los
actos arbitrarios del emperador provocaban una sumisión de todos los sujetos
ante el soberano. Asimismo, tal despotismo provocaba la ausencia total de los
derechos de los habitantes. Posteriormente se caracterizó por constituir una
Teocracia, momento histórico en el que el emperador adquiere dicha posición
social es adquirida por poder divino, respecto al emperador, el autor en
mención indica “era un representante del
cielo y, por ello, señor absoluto de los hombres”.[4]
A pesar de ello, el poder del soberano que representaba al poder divino, se
encontraba subordinado al poder divino, por lo que el emperador no ejercía un
poder totalmente absoluto.
b.) Grecia y el surgimiento de la Ciudad-Estado. “La mayor parte de los ideales
políticos modernos –como, por ejemplo, la justicia, la libertad, el régimen
constitucional y el respeto al derecho- o, al menos, sus definiciones
comenzaron con las reflexión de los pensadores griegos sobre las instituciones
de la ciudad-estado”.[5]
Por la anterior meditación de George H. Sabine, es
importante centrarse en “la polis” griega, para observar cierto elementos que
constituyeron la estructura actual del Estado.
Es
importante hacer mención, que en Grecia, sobresalieron dos formas de
organización política: la espartana, caracterizada por una forma de gobierno
aristocrática, predominando un régimen militar; y, la ateniense, identificada
por practicar una clase de democracia directa o participativa de los ciudadanos
atenienses (democracia ateniense).
La
ciudad-estado de los atenienses, tenía la característica de no tener una
población muy amplia y a su vez, se encontraba dividido en tres estratos
sociales, estos son: los esclavos, quienes eran considerados simples cosas
(res) y por tal razón no podían obtener ni adquirir derechos; los extranjeros
residentes o metecos, quienes a diferencia de los primeros, si poseían
derechos, sin embargo, no podían adquirir el derecho de participar de la vida
política de la polis ateniense; y, el cuerpo de ciudadanos quienes, como lo
indica Sabine, formaban parte de la polis a la que pertenecían sus padres.
Respecto a ello, Bidart Campos amplia diciendo que “dentro de la polis, los griegos introdujeron como novedad política la
participación activa de los ciudadanos en las cuestiones políticas.[6]
Sobre
las instituciones políticas, Grecia, se caracterizó por tener un cuerpo de
ciudadanos varones llamado “la asamblea o ecclesia”. Todo ciudadano ateniense
tenía el derecho de asistir al cumplir veinte años de edad. Característica que
reafirma la democracia directa ateniense.
Sin embargo, los dos cuerpos, según Sabine, que ostentaban el control
popular, eran “el Consejo de los Quinientos” y “los tribunales formados por los
jurados populares”.
Al
observar las políticas aplicadas por los griegos, se puede inferir, que el
conjunto de sus ciudadanos, prevalecía sobre los intereses individuales.
Gerardo Prado considero que la Soberanía Popular fue la forma de gobierno de
los griegos y por tal razón, no llegaron a conocer la institución de la
monarquía.
c.) Roma y “La Civitas Romana”. La
“civitas” fue para Roma, lo que “la polis” para Grecia. Para los romanos, la
política fue una cosa pública (res). Bidart Campos expone el significado
ciceroniana de República, diciendo: “La
república –res publica- era cosa del pueblo”.[7]
Y posteriormente, cita a Sabine, estableciendo que “el Estado es, pues, un cuerpo, la pertenencia al cual es posesión
común de todos los ciudadanos; el Estado es una comunidad moral, un grupo de
personas que poseen en común el estado y su derecho”.[8]
Roma se caracterizó por otorgarle a su ciudadano la potestad de participar
en la vida política.
Bidart
Camos, considera características importantes del estado romano, que
posteriormente sirvieron para dar origen al Estado Moderno, “las magistraturas
anuales y el gobierno mixto”, y citando a Calmon define la madurez
aristocrática del consejo, y la democracia del voto.
Finalizando
con el pensamiento del Estado Antiguo o Época Moderna, Gerardo Prado hace
alusión a la característica del “monismo”
en la ciudad-estado griega y en la civitas romana, exponiendo que el
monismo era “político-religioso”, es
decir, unificado el pensamiento político con el religioso.
2.2.) El Estado Medieval (Civitas
Cristiana) o Época Intermedia.
Contrario
al Estado Antiguo que se caracterizó por ser “monista” (un solo cuerpo político religioso), basados en una unidad interna, el Medioevo se caracterizó por ser
“dualista” (el cuerpo político y el
religioso sufre una división y se desarrollan paralelamente).
Otra
característica del Medioevo fue como lo expone Bidart Campos, el pluralismo, es
decir la multiplicidad de poderes congregados en una pirámide jerárquica. Está jerarquía se debió
a la influencia que el Cristianismo y la Iglesia impusieron dentro de la Época
Medieval. Respecto a lo expuesto anteriormente, cito a Manuel Ballbé, quien en
el Manual de Derecho Administrativo desarrolló el tema llamado La influencia católica y expone lo
siguiente “La cultura religiosa está en
los orígenes de la civilización occidental y en las bases del Estado moderno y
es clave para comprender las raíces de nuestro sistema político, administrativo
y de sus instituciones…es la organización de la Iglesia Católica…donde se
encuentran los elementos estructurales del Estado en Occidente…”.[9]
Bidart
Campos, citando nuevamente a Geroge H. Sabine, expuso sobre la influencia
cristiana, lo siguiente “La aparición de
la iglesia cristiana, como institución distinta autorizada para gobernar los
asuntos espirituales de la humanidad con independencia del estado puede
considerarse, sin exageración, como el cambio más revolucionario de la historia
de la Europa occidental tanto por lo que respecta a la ciencia política como en
lo relativo a la filosofía política”.[10]
Alberto
Herrarte dice que ese dualismo dado en el Medioevo hizo que el Estado fuese
corporativo, es decir, caracterizado por tener un poder diseminado entre el
rey, los señores feudales, las asambleas y las comunas, y citando a Jellinek,
indicó que eso fue la atomización del poder público, siendo la Iglesia, la
única institución que pudo dar unidad cultural a esos pueblos.
En el
desarrollo político del Medioevo, es importante hacer mención del aporte
germánico, que a pesar de ser débil, introdujo la figura del individualismo.
Dicho aporte lo lograron a través de las invasiones realizadas por los bárbaros
en su determinado momento. Bidart Campos, cita a Gettel y señala que “el pueblo teutón acentúa el valor de la
independencia personal, y que los derechos se adscriben al hombre como persona
sin tener en cuenta su calidad de miembro del estado”.[11]
Respecto
a lo expuesto en los últimos párrafos, se puede inferir que ese dualismo
político en el Medioevo, tuvo sus consecuencias, siendo estas la división del
poder soberano, en varios poderes diseminados en reyes y señores feudales.
Divisionismo qué Nicolás Maquiavelo criticaría posteriormente, aduciendo que la
Iglesia era la culpable de tal infortunio en la Italia y de la corrupción en su
tiempo.
Cabe
resaltar del Medioevo, el concepto de poder para los romanos, ya que adquiere
la noción de tutela, protección y de regencia. Y el gobernante es quien debe
orientar su poder al bien común. Asimismo el monarca o gobernante al
representar al pueblo, no tiene un dominio absoluto, y como expone Bidart Campos, tiene como ideas principales,
la paz, la tranquilidad y el orden. De igual forma, explicó que el orden
político estaba orientado a dirigir el cumplimiento del derecho, a sostener y
la vida pacífica. En pocas palabras German Bidart resume que “la fuerte trabazón de la política con la
ética, la sumisión al derecho, la coordinación a la paz con la justicia bajo
los cánones de la ley eterna”.[12]
En el
siglo XIII aparece el máximo representante de esta época, siendo Santo Tomás
quien a través de su obra, “Summa
Teológica”, armoniza los pensamientos políticos de Aristóteles, con la base
ideológica del cristianismo. Santo Tomas de Aquino, promulgó la necesidad de la
extensión de las comunidades políticas, viendo la necesidad de superar la
extensión de la ciudad-estado griego. Abogó sobre la necesidad de establecer
como forma de gobierno a la monarquía, debido a su parecido con la unidad del
reino de Dios, sin embargo, estuvo en contra de las monarquías absolutas,
siendo la mejor forma de monarquía, aquella que ejerza un gobierno mixto
(monarca, democracia y aristocracia).
Para
finalizar sobre el Estado Medieval, es importante mencionar que en las
postrimerías de este período, ya en su decadencia, se empieza a vislumbrar las
primeras características del nacionalismo, que posteriormente llevaría a la
creación del Estado nacional. Sobre
el estado nacional, Bidart Campos, explica que “surge centralizado, con demarcación geográfica de fronterasa,
unificando las fuerzas dispersas, con un desarrollo de los ejércitos, con la
recaudación de impuestos, con la difusión del comercio y el intercambio, y con
la fortificación del poder real”.[13]
2.3.) El pensamiento de
Nicolás Maquiavelo en las postrimerías del Estado Medieval, el inicio del
Renacimiento y el Estado o Época Moderna.
Para
comprender el pensamiento de Nicolás Maquiavelo, acerca de la política, el
poder y el Estado, es importante resaltar dos textos, el primero de ellos “Los Discursos sobre la primera década de
Tito Livio”, que exponen la forma de gobierno republicano, siendo está, su
forma ideal de ejercer el poder; y la segunda y su más famosa obra, “El Príncipe”, donde considera que la
forma de ejercer el poder es a través de las monarquías o gobiernos absolutos.
Es de observar, que teóricamente Maquiavelo considera el modelo de la República
de Tito Livio, como el ideal, debido en una parte a que él no vivió en esa
época, y en la praxis, considera como la mejor forma de gobernar, la monarquía
o el gobierno absoluto. Es importante indicar, que a través de los pensamientos
de Maquiavelo, da por concluido la teoría dualista y surge el absolutismo.
En
ambos textos (Los Discursos y El Príncipe), consideró el uso de
medios inmorales para fines políticos y
cree que el gobierno se basa en gran parte en la fuerza y la astucia.
Sabine, ve las siguientes características en el pensamiento de Maquiavelo: 1.)
escribe casi únicamente sobre la mecánica del gobierno; 2.) de los medios con
los que se puede fortalecer el estado; 3.) de las políticas susceptibles de
aumentar su poder; y 4.) de los errores
que llevan a su decadencia o ruina. Otra característica fue la de separar las
medidas políticas y militares de la religión, la moral y lo social. Sabine
indica que “La finalidad de la política
es conservar y aumentar el poder político…se limita a abstraer la política de
toca otra consideración y escribe acerca de ellas como si fuera un fin en sí”.[14]
Maquiavelo
en El Príncipe, se caracterizó por
utilizar un método empírico, basado en las observaciones que él hacía de los
distintos principados, caso contrario al método histórico que utilizó para
escribir los Diálogos. En tales observaciones, propuso las distintas formas de
gobernar y cuál era la idónea para conservarla.
Maquiavelo
consideró como causal de la decadencia del Medioevo los rasgos egoístas,
ambiciosos y agresivos de la naturaleza humana. Expuso que el gobierno se funda
debido a la debilidad e insuficiencia de los individuos de protegerse a sí
mismos, por lo que necesitar del apoyo del poder del Estado. Por tal razón, el gobernante prudente, debe
basar su política en el supuesto, de que el hombre por naturaleza es malo.
Ve en
la Monarquía Absoluta, la única forma de gobierno eficaz de poder contrarrestar
la sociedad corrompida y salvar a sí, a Italia. Siguiendo las líneas de Elisur
Arteaga Nava, en su libro Maquiavelo: Estudios Jurídicos y sobre el Poder,
acerca de la religión como factor de unidad y la iglesia como elemento de
desunión y discordia, expuso que “Maquiavelo
estimaba que la religión era factor de unidad, siempre que fuera un instrumento
en poder del gobernante. La iglesia fue en Italia un elemento de división
debido a las características del papado y a la actitud papal”.[15]
Otro
supuesto importante para Maquiavelo fue el del legislador omnipotente, creyendo
que un Estado sería afortunado si es fundado “por un solo hombre y las leyes y el gobierno por él creados determinan
el carácter nacional de su pueblo”.[16]
El
párrafo anterior, refuerza la idea de la predilección de Maquiavelo sobre la
monarquía absoluta, y da origen a lo conocido como teoría absolutista del
Estado, en las postrimerías de la Época Medieval, y el advenimiento de Época
Moderna. A su vez, en el inicio de esta
nueva etapa, surgen dos hechos que cambiarían el panorama político de la
historia de la concepción del Estado. Estos dos hechos fueron el Renacimiento y
la Reforma, entre los siglos XV y a principios del siglo XVI.
Partiendo
de los postulados de Maquiavelo en contra del pluralismo característico del
Medioevo y con el advenimiento del Renacimiento y las Reformas protestantes,
surgen distintas luchas que contribuyeron a la formación de las nuevas
monarquías, rompiendo con el dualismo Iglesia-Estado. Alberto Herrarte indica
que también el dualismo rey-nobleza termina con la absorción por parte del rey
del poder feudal de los nobles. Por tal razón indicó que “Se establece un sistema unitario de gobierno que forzosamente tiende a
ser absoluto. Y, consecuentemente, monista: todos los poderes derivan del rey.[17]
Sin embargo, estás monarquías absolutas, serían totalmente contrarias a las
monarquías existentes en la antigüedad, ya qué las primeras si reconocían la
libertad individual de las personas.
El
absolutismo, menciona German Bidart Campos, fue ignorado por completo en el
Medioevo, sin embargo cobró auge con el renacimiento en los albores de la Época
Moderna.
El
Absolutismo moderno (Monarquía Absoluta) llegó a ser a inicios del siglo XVI a
ser el tipo predominante de gobierno en Europa. George Sabine expone que “la monarquía absoluta derrocó el
constitucionalismo feudal y las ciudades estados libres, en lo que se había basado gran parte de la
civilización medieval, del mismo modo que posteriormente el nacionalismo
derrocó la legítima dinástica a la que había dado origen la monarquía
absoluta”.[18] Sabine explica que el desarrollo de la
monarquía absoluta, como el de la monarquía constitucional feudal, se produjo
en casi todos los países de Europa Occidental, pero fue Francia, quien presenta
el mejor tipo del desarrollo del poder real altamente centralizado.
Se
puede observar, que las monarquías absolutas fueron las que dieron origen y
posteriormente formaron el Estado-nación. Y Herrarte indica que el
Estado-nación es a la postre, el Estado moderno. Es decir, en pocas palabras,
que del dualismo (Estado dual), se paso al Estado unitario o Monista (Absoluto)
y esté derivó en el Estado-nación, que viene a ser lo mismo que el Estado
Moderno.
Ya
adentrado en el Estado Moderno, se puede hablar de la noción de Estado y el
origen del vocablo. Estado, etimológicamente, proviene del latín “status”, que
significaba una situación o una determinada convivencia. Pero la imposición de
la palabra Estado, tal como lo indica Luis Ernesto Cáceres, fue por la difusión
y el prestigio de la obra “El Príncipe”
de Nicolás Maquiavelo, ya mencionado en páginas anteriores.
“El Príncipe”
inicia con la siguiente frase: “Todos los
estados, todas las dominaciones que han ejercieron y ejercen soberanía sobre
los hombres, han sido y son repúblicas o principados”.[19]
De la
anterior frase de Nicolás Maquiavelo se puede colegir que surge por primera vez
el significado de Estado, tal y como lo conocemos hoy en día, Herrarte, indica
que se concibe el Estado, en términos generales, como toda sociedad
políticamente organizada. Mientras que Luis Ernesto Cáceres muestra el cambio
de status como una situación a Estado en el sentido moderno. Cáceres menciona que con el autor de
“El Príncipe” “se sustituyó los términos
tradicionales con que se había descrito a la comunidad jurídica y políticamente
organizada, la civitas que traducía el griego polis y res publica con lo que
los escritores romanos designaban al conjunto de las instituciones políticas de
Roma, precisamente las civitas”.[20]
Con el
Renacimiento y la Reforma, abriendo la puerta a la modernidad, surgieron
posteriormente otros pensadores igual de importantes que Nicolás Maquiavelo,
tales como Juan Bodino, quién desarrolla una doctrina sobre la soberanía, es
decir, un poder supremo sobre ciudadanos y súbditos, sometidos al derecho
natural, el derecho de gentes y las costumbres. Gerardo Prado menciona que
desde este punto de vista, la Teoría del Estado, se centra en el bien del
individuo y qué esta no es contradictoria a la de Estado.
Tomás
Hobbes, al igual que Maquiavelo, consideró que el ser humano era egoísta y qué
esté para conseguir sus propósitos es capaz de pasar por encima a los demás
hombres (homo homini lupus <el hombre es el lobo del hombre). Hobbes intentó
explicar el origen y la justificación del Estado, estableciendo que el mismo,
no es más que un contrato social. En pocas palabras, indicaba que los hombres
al constituir la sociedad civil mediante un contrato, en el que debe haber una
autoridad que gobierne, cediendo el pueblo su potestad a una persona o grupo
determinado.
Luego
encontramos los pensamientos de John Locke sobre el Estado de naturaleza y el
Estado civil. Sin embargo, su mayor aporte, fue proponer como forma de gobierno
ideal, a la monarquía constitucional y representativa.
Otro
pensador que influyó positivamente ya el Estado moderno, fue, Juan Jacobo
Rousseau, quién al igual que Hobbes, hace una preponderancia en el contrato
social, sin embargo, considera como mejor forma de gobierno a la democracia,
por encima de la aristocracia y la monarquía.
Vale
la pena acotar que intelectuales de la estatura de Juan Ginés de Sepúlveda,
Erasmo de Rotterdam, Johannes Reuchlin y Martín Lutero tuvieron presentes estas
corrientes de pensamiento las cuales inspiraron doctrinas incluso. Tal el caso
de Juan Ginés de Sepúlveda quien, para enfrentar a Bartolomé de las Casas y su De Unico Vocationis Modo que ponía en
riesgo al Estado español, se apoyó en el consuetudinarismo aristotélico y la
razón de Estado de Nicolás Maquiavelo. Igualmente, Johannes Reuchlin, en su controversial
libro De verbo Mirífico propone de
cierta manera el monismo religioso para la convivencia en el Estado de las tres
grandes religiones de la época: la cristiana, la judía y la musulmana.
Es
evidente entonces que el Estado va teniendo diferentes génesis conforme el
devenir de los pueblos en el tiempo. Tales orígenes son distintos en cada etapa
histórica. Por ejemplo, diferente fue en el absolutismo más rancio (“El Estado
soy yo”) y el origen del Estado Moderno forjado por la Revolución Francesa donde
surge de las cenizas del caciquismo y la brutalidad.
Finalizo
mencionando a Carlos Secondat Barón de Montesquieu, un pensador que trató
acerca de Estado y política en sus obras y dejó como aporte valiosísimo para la
humanidad la división e independencia de los poderes del Estado como lo son ahora:
ejecutivo, legislativo y judicial. Aunado a ello, atinente al origen del
Estado, se decantó en su pensamiento por la teoría de la armonía social (como
principio) entendida como una predisposición ad intra en cada sociedad que la lleva a transcribirse a sí misma
dentro de un bosquejo de auxilio entre sus integrantes. Puede notarse entonces
que los conceptos del origen del Estado están también determinados por procesos
sociológicos que se escapan a ratos del desarrollo histórico propiamente dicho.
CONCLUSIONES
1.) El salto histórico que tuvo el ser humano de ser un ser
recolector, cazador y nómada a un ser sedentario, junto al descubrimiento y la
explotación de la agronomía, constituyeron los primeros elementos del origen
del Estado, siendo estos: una población, un territorio y una organización.
1.) Hubo,
en los orígenes del Estado en la Época Antigua, una génesis monista, es decir,
no división entre Política y Religión, siendo la ciudad-Estado griega y la civitas romana, las referencias del
basamento del Estado Moderno.
2.) El
Medioevo, contrario al Estado Antiguo, se caracterizó por ser dualista al
separar el cuerpo político del religioso; conceptos estos que se desarrollaron
paralelamente. Tal característica se debió a los ideales cimentados en el
cristianismo y la influencia que la Iglesia Católica infundió en este periodo
histórico.
3.) Nicolás
Maquiavelo fue la persona que logro entender mejor los hechos históricos que se
estaban suscitando en la Europa de su tiempo, considerando que la sociedad
italiana se había corrompido, primero, porque el ser humano es un ser egoísta y
segundo por el divisionismo ocasionado por la Iglesia dentro del Estado. Por
ello, decide separar de la política y del Estado, todo aspecto religioso, moral
o ético. En su obra “el Príncipe”, promueve la Teoría del Absolutismo, es
decir, el gobierno a través de una Monarquía Absoluta.
4.) El
aporte dado por Maquiavelo a la Teoría Política o del Estado aunado al
advenimiento del Renacimiento y la Reforma, aportaron nuevas ideas acerca del
origen del Estado, a través de los pensamientos filosóficos de personajes como
Juan Jacobo Rousseau, John Locke y Carlos Secondat Barón de Montesquieu.
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[1] Herrarte, Alberto. Los
Fundamentos del Estado de Derecho, pág. 21.
[2] Betegón Carrillo, Jerónimo. Lecciones
de Teoría General del Derecho, pág 88.
[3] Bobbio, Norberto. Estado,
Gobierno y Sociedad, pág. 98.
[4] Prado, Gerardo. Teoría del
Estado, pág. 40.
[5] Sabine, George H. Historia de
la Teoría Política, pág. 31.
[6] Bidart Campos, Germán José. Derecho
Político, pág. 203.
[7] Ibid, pág. 205.
[8] Ibid.
[9] Ballbe, Manuel y Franch, Marta. Manual
de Derecho Administrativo, pág. 34.
[10] Bidart Campos, Op. Cit; pág.
208.
[11] Ibid.
[12] Ibid, pág. 209.
[13] Ibid, pág. 212.
[14] Sabine, Geroge H. Op Cit; pág
271.
[15] Arteaga Nava, Elisur. Maquiavelo:
estudios jurídicos y sobre el poder, pág. 250.
[16] Sabine, George H. Op.
Cit; pág. 274.
[17] Herrarte Alberto. Op. Cit; pág.
22.
[18] Sabine, Geroge H. Op. Cit; pág. 266.
[19] Maquiavelo, Nicolás. El
Principe, pág. 13.
[20] Cáceres Rodríguez, Luis Ernesto. Estado
de Derecho y Derechos Humanos, pág. 6.